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lunes, 10 de diciembre de 2012

La yihad catalanista prosigue su avance en la Comunitat Valenciana

Concierto radical el 15D en Castellón
Cuando parece que las aguas se calman, y que la caverna político-mediática catalanista valenciana se ahoga, ocurren cosas que vuelven a dar alas a estos elementos subversivos de nuestra sociedad.

Después del batacazo electoral de CiU en Cataluña, en el que algunos naipes del castillo parecían derrumbarse, nos encontramos con la noticia de que Artur Mas concedió a dedo a varias entidades catalanistas valencianas, todas dependientes de las matrices Acció Cultural del País Valencià (ACPV) y Escola Valenciana, 1,1 millones de euros para proseguir con su labor de siembra ideológica y de roturación de las mentes de los escolares valencianos, como informábamos hace unos días.

La generosa subvención de Mas a ACPV permitirá a la entidad madre del catalanismo valenciano pagar gran parte de la multa que el Consell le impuso por la ilegalidad de los repetidores de TV3, hecho que representa para una ahogada ACPV una inyección de oxígeno que garantiza su supervivencia.

Pintada en el campus de la UV
Ayer, el coordinador de ACPV, Toni Gisbert, se descolgaba en Catalunya Radio con unas declaraciones sin desperdicio: ACPV garantiza que las emisiones de TV3 volverán a la Comunitat Valenciana. "En diners, torrons", como se suele decir. Pagados ya más del 50% de los 900.000 euros de las multas impuestas, y con el más que probable gobierno radical que se prevé en Cataluña, ACPV saca pecho de nuevo y lanza semejante bravuconada, a sabiendas del respaldo que tendrá por parte del nuevo gobierno catalán.




PSPV y CUP: mucho a compartir
Otro de los "triunfadores" de las elecciones catalanas, la radical Candidatura d´Unitat popular (CUP), herederos del catalanismo más radical y desaforado, que ha obtenido 3 diputados en las recientes elecciones autonómicas catalanas, también se apunta a la moda del expansionismo territorial en espacio electoral valenciano, como otrora hiciera ERC, y anuncia su implantación en la Comunitat Valenciana en base a una peregrina idea de corte totalitario: que un futuro estado catalán incluya también todos los territorios de habla catalana. Por aquel lema de la Alemania nazi de "hablan alemán, son alemanes", se podría afirmar. De nuevo, el muy valenciano tópico de "en diners, torrons" se va a materializar, gracias a esos 3 diputados y a los concejales municipales que permiten a la formación ultra catalanista acceder a fondos públicos con los que manejarse a su antojo a la hora de hocicar en las autonomías vecinas.

¿Nos quieren preparar el futuro?
Como no podía ser de otra forma, la entidad Escola Valenciana, se manifestará este 15 de diciembre en Castellón contra la reforma de la Ley Educativa propuesta por el ministro Wert, ya que consideran un enorme y escandaloso agravio que los padres valencianos puedan elegir escolarizar a sus hijos en castellano, y que en dicha ley se pueda plantear remotamente el poner fin a las líneas de inmersión en catalán que la entidad lleva promoviendo desde hace 30 años y en las que han conseguido que la ideología catalanista haga acampada libre y ejerza impunemente su labor de adoctrinamiento y creación de cantera. ¿El leit-motiv de la manifestación? Celebrar los 80 años de la firma de las "bases ortográficas de Castellón" de 1932, aquellas que Lluis Fullana firmó con escaso convencimiento, añadiendo la coletilla de "ates lo seu caracter provisional", y a las que la caverna mediática se acoge, otorgándoles la categoría de "normas", con la finalidad de construir su "lengua compartida".


Como se observa, la yihad catalanista no cesa. Y para ello, utilizan varios frentes: el educativo, el político, el cultural, el sindical... cada inyección de dinero público que cualquiera de las entidades del entramado nacionalista recibe, es invertida en el proyecto de construcción nacional que el catalanismo lleva décadas desarrollando en la Comunitat Valenciana, en las Islas Baleares, en esa pequeña franja de Aragón, en el sur de Francia, en la ciudad italiana de Alghero, y hasta en esos pueblecitos de la murciana Sierra del Carche.

Y a veces, se exceden en su celo expansionista. Por ello, desde CCV, nos congratulamos de la sanción que recibirá el director del centro educativo público de Benimaclet (Valencia) que autorizó un macro-concierto en el recinto escolar, en el que se vendía alcohol a menores, donde los grupos que tocaban pertenecían al entorno catalanista, y en el que se comercializaban camisetas y merchandising de Maulets y los "paisos catalans". La utilización de instalaciones públicas para la celebración de semejantes ceremonias de confusión y actos relacionados con el radicalismo catalanista deben ser duramente sancionados por la administración, Y así ha sido.


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