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lunes, 26 de noviembre de 2012

La Batalla de Almansa como excusa para manipular la historia

Con excusas tan peregrinas como la “ocupación” española de la Comunidad Valenciana o la defensa de las emisiones ilegales de TV3 en dicha región, los palmeros del catalanismo deponen su tóxico mensaje en Valencia, mientras el gobierno regional sigue subvencionando a las editoriales que publican los textos de los que se nutren estos vociferantes racistas y la universidad les hace la ola.

Como todos los años, grupos de alborotadores étnicos eligen las calles de Valencia para exhibir el nivel intelectual y los logros culturales del nacionalismo catalán. La excusa, todos los 25 de abril, se llama batalla de Almansa, TV3 y panfletos.

El desembarco étnico en Valencia ha ido precedido de una lamentable campaña de intoxicación histórica a la que se han prestado con entusiasmo las instituciones académicas de guardia del etnicismo, los medios de comunicación gubernamentales y los subvencionados en la Comunidad Valenciana por el gobierno catalán. A la cita con la manipulación no faltan tampoco los supuestos "intelectuales" étnicos, cuyos emolumentos proceden asimismo del mencionado gobierno vecino. Uno de ellos, el notorio xenófobo y más que mediocre ensayista Joan Francesc Mira, ha resumido en una frase la falsedad de los enunciados nacionalistas: "Almansa fue una batalla que aniquiló a los valencianos como entidad nacional y que supuso el primer gran genocidio de Europa" (Clam contra el PP).

La impostura etnicista ha tomado como referencia la batalla de Almansa, episodio de la guerra de Sucesión a la que también se aferra el nacionalismo en Cataluña para sus extravagantes recreaciones pseudo históricas.

En abril de 1707 se libró la localidad castellana de Almansa una batalla entre el ejército de Felipe V y el del archiduque Carlos de Austria. El episodio se saldó con el triunfo borbónico, aunque la victoria no dio por terminada la guerra en las tierras valencianas. Tras la expulsión definitiva de las fuerzas austracistas de las tres provincias, el rey abolió los fueros. Más tarde se aplicarían en todo el territorio nacional los decretos de Nueva Planta.

El nacionalismo ha convertido la guerra de Sucesión en el frontispicio de todos los agravios. El problema, como ya hemos comentado con anterioridad, es que se trata de agravios basados en falsedades (como volver sobre lo mismo resulta harto aburrido, remitimos a los argumentos ya expuestos con respecto a las patrañas nacionalistas sobre la guerra de Sucesión).

Dichas falsedades se inoculan por medio de dos procedimientos: la burda manipulación de los hechos, y la interpretación de los acontecimientos en clave actual, desconociendo absolutamente las características de la época en que se produjeron y sacándolos así de su contexto histórico. Se trata, por un lado, de mentir de la forma más descarada. Y por otro, de analizar 1714 como si fuera un episodio de los años 90.

Hablan los etnicistas de la pérdida de libertades, mezclando de manera mendaz el concepto contemporáneo de libertades civiles con el medieval de fueros, que fueron abolidos en todo el territorio nacional. Y de paso, ignorando el avance que en aquella época supuso la unificación económica, comercial y jurídica de todos los territorios de una misma nación, hecho que no sucedió solamente en España (la unificación lingüística como tal no existió, se refirió solo a los procedimientos públicos y judiciales).

Hablan asimismo de la persecución de las supuestas “lenguas propias”, ocultando con descaro un hecho fácilmente demostrable: el valenciano, como el catalán, llevaba más de doscientos años retrocediendo y ese uso menguante era el reflejo no de una persecución lingüística que nunca existió, sino de la libre decisión de los hablantes, que en todos los tiempos eligen siempre la lengua que les resulta más útil.

Los nacionalistas se agarran a episodios como Almansa para fabular alrededor de una supuesta persecución que justifique la desaparición de las lenguas regionales, ocultando que las lenguas desaparecen porque los hablantes simplemente dejan de usarlas cuando no les resultan útiles.

Mencionan asimismo los inventores de las falsedades de Almansa que la batalla supuso una especie de genocidio de los valencianos y que tuvo un carácter de guerra civil, igual que el 11 de septiembre de 1714 en Barcelona. Pero el hecho es que los derrotados no fueron precisamente valencianos (ni catalanes en Barcelona), sino portugueses, británicos y holandeses. De los 17.500 hombres que componían el ejército austracista, únicamente 300 eran valencianos.

En cuanto al no menos genocida centralismo borbónico, que en realidad era modernización de las estructuras políticas y económicas, logró que toda la nación diera un enorme salto cualitativo y cuantitativo en su desarrollo y en su prosperidad. La centralización borbónica era en realidad modernización, abandono de unos usos medievales que llegaban a imponer incluso fronteras interiores. Mientras tanto, el llorado (por los etnicistas) archiduque Carlos, tras su derrota, fue coronado emperador de Austria y convirtió el centralismo y aun el autoritarismo en rasgos esenciales de su reinado.

El nacionalismo utiliza el episodio de Almansa, como el 11 de septiembre, para pasear su victimismo y para establecer un paralelismo entre la España de aquella época y los hechos que vivimos en nuestros días. Tan burda operación requiere taparse ojos, oídos y boca. Porque los hechos demuestran que jamás se había hablado y escrito tanto en vasco, en gallego, en valenciano y en catalán como en la actualidad. En ningún momento de la Historia las lenguas regionales españolas, todas ellas al borde de la extinción y socialmente desprestigiadas (y no precisamente por culpa del franquismo, pues el proceso viene de muy lejos) habían gozado de tanta salud como desde la promulgación de la actual Constitución. Aunque es ahora precisamente cuando quienes las utilizan como instrumentos de agresión y de división dicen que están siendo más maltratadas.

Con mimbres tan manipulados llamaba el catalanismo a la algarada callejera en Valencia al grito de 1707-2007 Ja n’hi ha prou!!! (¡ya basta!).

Y junto a lema tan artificial, la defensa de los intereses económicos del nacionalismo catalanista: el segundo lema de las convocatorias es "Por la libertad de expresión". De nuevo aflora aquí la impostura y la falsificación propia de los nacionalismos. Ja en tenim prou (¡ya basta!) es el reclamo en el que se basa una campaña que defiende, por un lado, las emisiones piratas de TV3 en la Comunidad Valenciana (la cadena del régimen catalanista se comporta con la misma insolencia expansionista que la televisión del PNV con respecto a Navarra). Por otro lado, estas campañas reclama la exhibición de una serie de spots publicitarios de signo nacionalista e izquierdista en dependencias de instituciones públicas.

Incapaces de garantizar el lleno en una sala de cine, los promotores de los videos, auténticos panfletos para mentes acríticas y previamente ablandadas con la emisión de TV3, pretenden que sus deposiciones publicitarias corran a cargo del presupuesto público y se proyecten en ayuntamientos, en centros de enseñanza, etc. Incluso pretenden que se proyecten en las Cortes valencianas. La consiguiente denegación de permiso (se pueden exhibir en cualquier lugar pero no en aquellos que pagamos todos los ciudadanos) ha sido utilizada para armar una burda campaña en defensa de la libertad de expresión.

Todas las actividades del catalanismo encuentran inmediatamente eco en las universidades de la Comunidad Valenciana, convertidas casi todas ellas en centros de adoctrinamiento y de propagación del nacionalismo. Así, la universidad de Valencia cede sus instalaciones regularmente a los Maulets - SEPC, los grupitos más exaltados del nacionalismo catalán, los que se dedican a dar palizas a la disidencia en Cataluña (plataformas cívicas no nacionalistas, Ciudadanos, etc.) y a atacar las sedes del PP (también en la Comunidad Valenciana).

Estos cabezas rapadas (y vacías) del etnicismo homenajean habitualmente en la mencionada universidad a la denominada “izquierda abertzale” (vulgo, terrorismo nacionalista etarra): "Desde Maulets, la juventud independentista revolucionaria, os invitamos a participar en las charlas que tendrán lugar a diferentes lugares del País Valenciano donde intervendrán jóvenes de la izquierda abertzale los cuales nos explicarán cuál es la situación actual de la juventud vasca tras la cruzada represiva de los estados español y francés." (Xerrades amb joves de l'esquerra abertzale).


Otra universidad, la de Alicante, proponía no hace mucho rendir homenaje con motivo del día de la mujer a Ahotsak, el colectivo de mujeres etarras y socialistas defensoras de etarras modelo De Juana.

Mientras tanto, el gobierno regional valenciano sigue dotando con subvenciones a través de la AVL a asociaciones y editoriales promotoras del catalanismo en territorio valenciano.

Y alcaldes del PP como el de Benicasim contratan a grupos filoetarras como Soziedad Alcohólika.

Ciudadanos - Partido de la Ciudadanía, en su efímero paso por la sociedad valenciana, denunció que en Alicante empezaba a haber familias que enviaban a sus hijos a colegios de la Región de Murcia para poder así elegir la lengua en la que se imparten las clases.

No es la primera vez que desde el valencianismo señalamos el peligro que corre la Comunidad Valenciana, que se va a convertir en muy pocos años en zona de grave conflicto etnicista. Las autoridades autonómicas no están enfrentándose con decisión y claridad al problema de la expansión de la xenofobia (el gesto de proponer el cierre de las emisiones de TV3 no sobrepasa la medida electoral, ni seguramente se llevará a cabo, si finalmente se decide en algún momento la concesión del múltiplex necesario para nuevos canales tdt) y la región puede ser la próxima víctima del belicoso etnicismo que se está inoculando en la sociedad valenciana a base de mucho dinero desde el gobierno catalán.

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