Desde Círculo Cívico queremos valorar la desafortunada aprobación en Les Corts Valencianes del acuerdo de reciprocidad entre C9 y TV3, que consideramos un agravio personal de Alberto Fabra a la sociedad valenciana, fuera de momento y fuera de lugar.
1. No se entienden los motivos que han conducido a Alberto Fabra a negociar con el gobierno autonómico catalán este innecesario acuerdo de reciprocidad: sin motivo, sin contraprestación aparente, sin ser una petición mayoritaria de la sociedad valenciana, con el desacuerdo manifiesto de todo el espectro cívico, social, cultural y político valencianista. Fabra se nos revela una vez más como un personaje nefasto para identidad valenciana.
2. Permitir las emisiones de TV3 en territorio valenciano supone un desembolso económico para el Gobierno de España, que tendrá que sufragar un nuevo múltiplex que facilite las emisiones por TDT de los canales autonómicos catalanes. Todo ello, en un momento económico tan delicado para el país, nos parece una frivolidad innecesaria.
3. Cediendo a las presiones del catalanismo en este tema (en concreto de la entidad filocatalanista Acció Cultural del País Valencià, generosamente subvencionada por el gobierno de Artur Mas para promover el catalán en territorio valenciano), el PPCV se pone una vez más al servicio de la minoría catalanista y sus lobbies de presión. Acceder a la reciprocidad, es dar por las enfervorizadas presiones de un escueto 0,3% de valencianos (audiencia real del canal catalán en la Comunitat Valenciana en sus mejores días). Valencianos que, para más inri, manifiestan a boca llena, siempre que tienen la ocasión, su animadversión por el Partido Popular.
4. Resulta incomprensible como incluso voces internas del partido, previamente discrepantes con esta decisión de Alberto Fabra, se dedican ahora a aplaudirla. Especialmente después de la convención del pasado fin de semana en Peñíscola, donde todos parecen haberse conjurado para dar solidez a un, a nuestro entender, líder de barro, incapaz de defender los intereses generales de la Comunitat Valenciana no solo en esta materia, sino en otras muchas (agua, financiación, deuda histórica, etc). Especialmente cuando el discurso que se le exige a un President implica en ocasiones enmendar la plana a los dictados de la matriz nacional del Partido Popular. Es complicado que un líder no elegido por la sociedad valenciana, ni tan siquiera por su organización política regional, amplifique la voz de la sociedad valenciana en vez de someterse a los designios de Génova 13.
5. Con esta acuerdo de reciprocidad, el PPCV asume ímplicitamente la unidad lingüística de valenciano y catalán. De no ser así, no tendría sentido dicho acuerdo. El PPCV, por tanto, se posiciona una vez más a favor del pancatalanismo, a pesar de las escaparatistas defensas de la identidad valenciana y de la singularidad idiomática de nuestra lengua. Defensas demostradamente demagógicas y oportunistas.
6. Desde CCV, esperamos una reacción ante este agravio de la Comisión de Señas de Identidad que dirige Serafín Castellano, y de la que forman parte José Manuel Miralles, Mª Ángeles Ramón-Llin, José Mª Chiquillo, Pilar Lozano, Alfonso Novo o Mayrén Beneyto, entre otros. La actividad de esta comisión interna del partido se ha limitado a la elaboración de un manifiesto en todo un año de vida. ¿No creen los miembros de la misma que el agravio de la reciprocidad televisiva requiere algún comentario al respecto?
Desde CCV seguiremos apoyando cualquier iniciativa que implique un avance en la defensa de las señas de identidad de la Comunitat Valenciana, venga de quien venga. Y siendo duramente críticos con aquellas actuaciones que consideremos un agravio manifiesto.
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