Desde el nacimiento de Círcul Cívic hace más de un año, las máximas de la entidad han sido siempre el diálogo, la generosidad, la predisposición a la unidad de todo el ámbito sociocultural valencianista, y la voluntad de crear sinergias positivas y acuerdos de cooperación en el entorno más cercano o afín.
CCV nació de la voluntad de un puñado de ciudadanos comprometidos con la auténtica identidad valenciana, por encima de ideologías o adscripciones políticas, creando una asociación que se caracteriza por un corpus muy heterogéneo y nunca sujeto a disciplinas internas de voto, militancia o matiz político.
Ahí es donde radica una gran parte del éxito de la fórmula CCV. La otra parte de dicha fórmula es el trabajo, la constancia, el sometimiento de todas las decisiones de la entidad a la más estricta democracia interna, la observancia a rajatabla de nuestro decálogo fundacional, y las arduas sesiones de "brainstorming" e imaginación para diseñar las campañas y actividades que han redundado en importantes éxitos.
CCV se está convirtiendo en un importante grupo de presión del valencianismo sociocultural (que no político), y nuestra forma de ser, actuar y hacer es ya un referente para otras entidades del entorno, líderes de opinión, medios de comunicación y partidos políticos.
Esta forma de ser y hacer, nos ha llevado a compartir tertulia, mesa, mantel e incluso amistad con representantes de múltiples entidades cívicas y culturales, medios de comunicación y partidos políticos. ¿Y por qué íbamos a privarnos de dar a conocer nuestras inquietudes y trasladar nuestras legítimas pretensiones a todos los espectros de la sociedad valenciana, si es una de nuestras finalidades? A "los nuestros" ya los tenemos ganados. Ahora es momento de crear y ampliar el tejido social valencianista, de normalizar el valencianismo, de actualizarlo y ponerlo en valor.
Si la mayoría de la sociedad valenciana conociera y asumiera los preceptos y propuestas del valencianismo, estaríamos hablando seguro en otros términos. Pero esto no es así todavía, y sufrimos una grave carencia sociocultural y una pérdida de patrones de autoestima patriótica por culpa de una izquierda alienada y una derecha pusilánime y colaboracionista. Y en este mapa aparecen nuevas fuerzas políticas: nuevas posibilidades de inocular una sensibilidad degradada o perdida, que se suman a un panorama donde irreductibles valencianistas volverán a pugnar una vez más por conseguir un espacio de representación en las instituciones.
Sobre nosotros, poco que añadir: hemos forzado a ayuntamientos populares a abandonar la "xarxa" Vives de municipios catalanistas, hemos exigido al ministro Wert que garantice la libertad lingüística y presentado, junto a otras entidades nacionales, enmiendas a la LOMCE, hemos enmendado el valenciano utilizado en la web de la Casa Real, hemos impedido el regreso de TV3 advirtiendo a ACPV de denunciar la reapertura de repetidores cuando Fabra firmó el acuerdo de reciprocidad, hemos instado a los poderes públicos a respetar la identidad valenciana, hemos reavivado el debate sobre la falsedad del penó de la conquesta y solicitado su datación, hemos protestado y pataleado en cualquier foro donde se hayan cuestionado las señas de identidad valencianas y no se haya respetado el orden constitucional y estatutario vigente, hemos participado en todas aquellas concentraciones y manifestaciones cuyo lema era la legítima defensa de la identidad valenciana, hemos conseguido el cierre de las emisiones de Catalunya Ràdio y una multa millonaria a ACPV, hemos presionado a Ramon Ferrer para dimitir como académico de la RACV... y seguimos trabajando a diario con el mismo nivel de compromiso y altruismo. Sin más contraprestación que la satisfacción de la responsabilidad cívica cumplida. Eso, y el reconocimiento que supone la Palma Dorada al Valencianismo que nos ha concedido el Grup Cultural Ilicità Tonico Sansano, y que recogeremos encantados el día 31 de mayo en Elche.
Todas y cada una de nuestras acciones están objetivamente desnudas de color político u oculto afán de lucro. La libertad y la heterogeneidad son marca de la casa. El amor por Valencia es nuestro ADN. La militancia política la dejamos en casa, restringida al ámbito personal de cada miembro o socio de CCV, y la respetamos a nivel institucional. Como corresponde a miembros de una sociedad civil democrática y sana, que es el modelo de sociedad al que aspiramos.
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