Artículos como éste, aparecido en ABC de Alicante el 25/02/2013, firmado por Claudio Reig, nos indica a los miembros de Círculo Cívico Valenciano tres cosas:
1. Que estamos en el buen camino, ya que sintonizamos perfectamente con el sentir mayoritario de la sociedad valenciana.
2. Que la sociedad valenciana vive momentos de aparente confusión identitaria, gracias en parte a las indecentes cantidades de dinero público que el entramado asociativo - político - sindical catalanista recibe.
3. Que el Partido Popular debe escuchar a esa masa social que no cree en el mensaje importado del nacionalismo catalán que abandera la izquierda valenciana, y dejar de sufragar económicamente al movimiento. No esperen los populares valencianos captar votos de ese sector, y sí es muy factible que acaben perdiendo el apoyo electoral de esa mayoría regionalista que cada vez se siente más agraviada por unos populares que, cada vez de forma más evidente, nadan a dos aguas con la esperanza de no sabemos qué, o con unos complejos que no acabamos de entender.
UNA reciente encuesta de Metroscopia, dedicada a clarificar si se quiere más a papá o a mamá en la Comunidad Valenciana, reflejaba bien a las claras que el sentimiento regionalista convive armoniosamente con el de pertenencia a España. De hecho, el 85 por ciento de los ciudadanos consultados declara sentirse orgulloso de ser español, mientras que un 58% se define tan valenciano como español y un 18%, más español.
A tenor de estos datos, resulta a todas luces paradójica la deriva nacionalista, cuando no directamente pancatalanista, emprendida por los grupos de la izquierda. Como ya desveló este diario, el hermano del secretario general de los socialistas valencianos, Francisco Javier Puig, controla un grupo de comunicación financiado por la Generalitat Catalana. Con este precedente no resulta extraña la apuesta de Ximo Puig por el federalismo asimétrico que ya propugnara el expresident catalán Maragall.
A la vanguardia de esta deriva se sitúa Compromís, cuya propuesta nacionalista excluyente queda diluida en una política comunicativa efectista de camisetas con lemas reivindicativos, silbatos y demás zarandajas. El último numerito de la formación ha tenido lugar en el Congreso, donde el diputado de los nacionalistas valencianos, Joan Baldoví, se dedicó a exhibir sobrecitos. Al señor Baldoví habría que recordarle de vez en cuando la opacidad con la que gestionó el municipio de Sueca. Y esto no lo dice el que suscribe sino el Síndic de Comptes, ya que la localidad de La Ribera aparece como uno de los municipios más incumplidores rindiendo cuentas. Aunque a decir verdad sí que conocemos un dato: Daniel Baldoví fue el funcionario del Ayuntamiento de Sueca que más horas extras cobró en 2009 y 2010, coincidiendo con el mandato de su hermano.
Y para terminar con la rechifla nacionalista nada mejor que recordar las declaraciones de la diputada autonómica de EU Marina Albiol: «Somos País Valencià, nuestro himno es la Muixeranga y nuestra senyera, cuatribarrada». Ahí es nada.
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