En base al incumplimiento contrastado de las funciones para las que se dice que fue creada (resolución del conflicto lingüístico, función descriptiva de la lengua, velar por el valenciano partiendo de la tradición y la realidad, etc), al incumplimiento de l´Estatut d´Autonomia y de varios artículos de su propia Ley de Creación, así como de la Carta Europea de Lenguas Minoritarias, a fundamentar la normativización de la lengua a partir de unas bases lingüísticas sin consolidación ni consenso, a dos dictámenes del CJC que impiden al ente definir el valenciano, y a ser fruto de una negociación política que contraviene la voluntad mayoritaria de la sociedad valencia
na, Círcul Cívic ha solicitado al President de la Generalitat, Alberto Fabra, que la administración autonómica emprenda las acciones judiciales necesarias para reformar o disolver el ente catalanista pactado por Pujol y Aznar en 1996, y al que Zaplana, González Pons y Villalonga dieron cuerpo, para posteriormente ser blindado estatutariamente en 2006 por Camps y el PSPV.
Transcribimos la solicitud:
A/A Alberto Fabra, president de la Generalitat Valenciana
Solicitamos a la
administración autonómica que emprenda las acciones judiciales necesarias para
la reforma o disolución de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), por lo siguientes motivos jurídicos:
1. Lejos de cumplir su función de desactivar el conflicto
sociocultural y lingüístico valenciano, toma posiciones parciales, desoye la
voluntad mayoritaria del pueblo valenciano y de los agentes socioculturales
netamente valencianos. Finalmente, el resultado es que se agrava el conflicto,
no obtiene un amplio consenso, y no cumple las expectativas de la sociedad
valenciana.
2. Estableciendo que "...la llengua pròpia i històrica
dels valencians, des del punt de vista de la filologia, és també la que
compartixen les comunitats autònomes de Catalunya i de les Illes Balears i el
Principat d´Andorra... Els diferents parlars de tots estos territoris
constituïxen una llengua, és a dir, un mateix "sistema
lingüístic"...", contraviene
claramente la propia Ley de Creación de la entidad y el Estatut d´Autonomia de
la Comunitat Valenciana, que establece en su artículo sexto que el valenciano
es la lengua propia de la Comunitat Valenciana, otorgándole a éste la categoría
que le corresponde, la de idioma, no la de dialecto o variedad diatópica de
ningún sistema lingüístico superior. Contraviene la realidad
al afirmar que “el valenciano, idioma
histórico y propio de la Comunidad Valenciana, forma parte del sistema
lingüístico que los correspondientes Estatutos de autonomía de los territorios
hispánicos de la antigua Corona de Aragón, reconocen como lengua propia”.
El Estatut valenciano no reconoce el catalán como lengua propia. Pero además
contraviene la sensibilidad mayoritaria de la sociedad valenciana.
3. Al analizar el artículo
3 de la Ley de Creación de la AVL, “la
Academia Valenciana de la Lengua es la institución que tiene por función
determinar y elaborar, en su caso, la normativa lingüística del idioma
valenciano. Así como, velar por el valenciano partiendo de la tradición
lexicográfica, literaria, y la realidad lingüística genuina valenciana, así
como, la normativización consolidada, a partir de las llamadas Normas de
Castellón” observamos nuevas incongruencias:
¿Normativización
consolidada a partir de las Bases de Castellón? El artículo 3 es perfectamente
invalidable: si existe una normativa reciente, que ha gozado de consolidación y
oficialidad, es la normativa de la RACV, conocida como Normas del Puig. La Ley
de Creación de la AVL no puede ignorar esa circunstancia y tomar partido por
unas bases ortográficas que jamás han tenido oficialidad ni aceptación
mayoritaria de la sociedad valenciana, y sólo han sido utilizadas y defendidas
en entornos minoritarios afines al pancatalanismo.
Pero más sangrante es ver cómo la normativa de la AVL y su
tristemente recién estrenado diccionario normativo no parten en absoluto de la
tradición lexicográfica, literaria, ni la realidad lingüística valenciana. Nos
dicta la AVL que palabras (por poner algunos ejemplos muy gráficos) como
“giner” o “tipo” son coloquialismos, y que la formas correctas son “gener” y
“tipus”. De palabras como “mosatros” o “atre” no hay ni rastro en el
diccionario. Sin embargo, no escuchará el lector en la calle ni leerá en ningún
texto no pasado por el tamiz de la normativización parcial a la que nos someten
nuestras propias instituciones, las palabras “altre”, “nosaltres”, “gener” o
“tipus”. Por poner algunos ejemplos aleatorios.
4. Analizado el artículo
7 de la Ley de Creación de la AVL, que en su sección d establece como
función de la entidad “velar por el uso
normal del valenciano y defender su denominación y entidad”, podemos
discernir que la entidad incumple flagrantemente una de sus funciones
primordiales, ya que en absoluto defiende la denominación y entidad de la
lengua valenciana.
No defiende su denominación, ya que establece la doble
denominación valenciano – catalán y su uso indistinto. Pero esto es
consecuencia directa de no defender su entidad como lengua propia, singular e
independiente. A pesar de que el valenciano reúne todos y cada uno de los
requisitos que establece la ciencia filológica para ser
considerado como lengua: tradición literaria, normativa y diccionario propios,
y conciencia lingüística de sus hablantes. Jamás una variedad dialectal de una
lengua alcanzó una plenitud literaria tal que le permitiera llegar a disfrutar
de un Siglo de Oro. Ni es cierto que a lo largo de la historia hayan coexistido
las denominaciones de valenciano y catalán para referirse a la misma lengua,
como se expresa en el dictamen fundacional de la AVL. Al contrario, existen
numerosas pruebas bibliográficas a lo largo de los siglos de traducciones de
una a otra lengua.
5. El valenciano parece ser, para los “académicos” de la
AVL, la única lengua conocida a la cual se le atribuye la dualidad de ser al
mismo tiempo lengua y dialecto. Esta circunstancia, obviamente, es imposible en
términos científicos y reales. Pero el hecho de actuar como agentes del
pancatalanismo les conduce a mantener posiciones inverosímiles, solo
justificables políticamente.
6. El criterio de inteligibilidad, relativa o absoluta,
entre dos lenguas no es tampoco argumento suficiente para afirmar su unidad.
¿En qué grado es capaz el lector de entender a un gallego o a un italiano, sin
ser ello condicionante para considerar que el interlocutor habla la misma
lengua? ¿Por qué en otros casos de lenguas con mayor nivel de inteligibilidad y
coincidencia léxica (gallego y portugués, noruego, sueco y danés, checo y
eslovaco, como ejemplos) las singularidades y entidades individuales de cada
sistema lingüístico se respetan escrupulosamente?
7. El valenciano está
reconocido como lengua regional o minoritaria, independiente del catalán, tanto
en la Carta Europea de Lenguas Minoritarias como en la Killilea Resolution de
la UE. ¿Cómo es posible que se otorgue mayor reconocimiento a la lengua de
los valencianos fuera que dentro de nuestras fronteras, y que no se respete una
singularidad idiomática reconocida nacional e internacionalmente?
8. En 2004, el CJC
presidido por el sr. Garrido dejaba claro que la AVL no tiene entre sus
competencias definir qué es el valenciano, sino simplemente limitarse a
realizar las funciones descriptivas de la lengua valenciana atribuibles a una
academia lingüística, dictamen que, aunque no vinculante, ha sido renovado este
mismo año 2014 por el mismo órgano consultivo, y apoya institucional y
jurídicamente nuestra propuesta. La AVL no realiza en absoluto una función
descriptiva de la lengua, sino una función impositiva de un modelo totalmente
ajeno a la lengua que habla el pueblo valenciano.
9. La creación de la
AVL responde exclusivamente al resultado de una negociación política entre
partidos políticos, como ustedes bien saben, y nunca a la voluntad de los propios
agentes y entidades socioculturales valencianas. Como dijo Sanchis Guarner: “la
unidad de la lengua no es un principio, sino una finalidad”. Y esa finalidad
obedece exclusivamente a la construcción antinatural de una especie de “nación
cultural” catalana, en contraposición a España y a su contrastada identidad
histórica.
Por todos estos
motivos, hacemos llegar esta solicitud formal con la finalidad de que, desde
los poderes públicos, se recomiende y promueva la derogación definitiva de esta
entidad, la Academia Valenciana de la Lengua, para así poner fin al expolio
cultural y al genocidio lingüístico valenciano.
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